“Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. Y sus discípulos le preguntaron, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que naciera ciego?”
Juan 9:1 y 2

La pregunta de los discípulos de Jesús tiene mucho sentido si entendemos que muchos fariseos afirmaban que un bebé podía pecar estando en el vientre de su madre, esta era a la conclusión que muchos llegaron cuando leían Génesis 25:22 . . .

“Y los hijos luchaban dentro de ella”

En el Talmud podemos leer:

“No hay sufrimiento sin iniquidad.”
Tratado de Shabat 55a

Cuando este hombre nació ciego, creció escuchando que estaba sufriendo la ceguera por su pecado e iniquidad, ya que, según los fariseos, no hay sufrimiento sin iniquidad, este hombre ciego de nacimiento sufriría la indiferencia, el rechazo y el desprecio de los demás, sabía que los que estaban a su alrededor, lo tenían como un pecador castigado por el Todopoderoso, muchos darían gracias a Dios porque este hombre al ser ciego no les podía robar, ni les podía hacer daño, ni les podía matar . . .
Por tanto, los discípulos querían saber si la ceguera de este hombre, había sido causada por un pecado cometido en el vientre de su madre, la respuesta de Jesús fue directa y sus palabras serían como música a los oídos de este ciego, las palabras de Jesús le quitaron una carga que este hombre había arrastrado durante toda su vida, incluso peor que la ceguera, la carga de la culpabilidad.

“Ni éste pecó, ni sus padres; sino que está ciego para que las obras de Dios se manifiesten en él.”
Juan 9:3

Toda la vida escuchando que Dios le había castigado por su pecado en el vientre de su madre, toda la vida siendo ignorado, rechazado y despreciado y ahora Jesús dice: “este hombre NO pecó, sino que es ciego para que las obras de Dios se manifiesten en él”, me imagino a este hombre quebrantado por las palabras llenas de amor y de compasión de Jesús, me imagino a Jesús mirándole con una sonrisa, me imagino a los discípulos con la boca abierta, llenos de confusión y asombro, para esto nació ciego para que Jesús le encontrase, para que Jesús le sanase y para que las obras de Dios se manifestasen en él.

No importa lo que digan de nosotros, Jesús nos ha encontrado para que las obras de Dios se manifiesten en nuestras vidas, Jesús nos ha amado y él ha quitado nuestro pecado y nuestra culpa . . . ESTABA PERDIDO Y ÉL ME ENCONTRÓ, ERA CIEGO, PERO AHORA PUEDO VER.

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Mentiras "Piadosas"

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