“¿Acaso no se venden dos pajarillos por un cuarto?
Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre.”
Mateo 10:29
¿A quién le puede importar un pajarillo cuando cae a tierra? Posiblemente, a nosotros nos dé igual cuando un pajarillo no puede volar y su caída sea inevitable, pero ¡Qué grande y qué bueno es nuestro Padre! Nuestro Dios no se olvida de los pajarillos y cuando caen ¡no caen solos! Nuestro Padre Celestial cae con ellos.
“. . . ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre.”
Mateo 10:29b
Nosotros somos más importantes que los pajarillos, el propio Jesús nos dijo que nosotros tenemos más valor que las aves del cielo y que los lirios del campo. Por tanto, cuando caemos, ¡Dios cae con nosotros! Nunca caemos solos porque nuestro Dios está con nosotros; cuando lloramos solos, Dios llora con nosotros; cuando nosotros sufrimos, Dios sufre con nosotros . . .
Dios nos ama con un amor eterno y Él nos ha prometido que nunca nos dejaría y que nunca nos abandonaría, por eso, sabemos que, si un pajarillo no cae solo, nosotros tampoco caemos solos, en medio de nuestra pecaminosidad, en medio de nuestra miseria, en medio de nuestro dolor, en medio de nuestra oscuridad nuestro Dios nos acompaña y Él está obrando de una forma maravillosa en nuestras vidas por su inmenso amor y su gran misericordia.
“El Señor tu Dios está en medio de ti;
el poderoso te salvará;
traerá sobre ti alegría;
te renovará en su amor;
y dará gritos de júbilo por ti
como en los días de fiesta.”
Sofonías 3:17