“Todos los sedientos, venid a las aguas; y los que no tenéis dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad vino y leche sin dinero y sin costo alguno.”
Isaías 55:1
En Oriente existe una costumbre cuando una persona quiere celebrar su cumpleaños o un sueño cumplido, en agradecimiento a Dios, esta persona da un regalo a otras personas. En Oriente el mejor regalo, especialmente en verano, es saciar la sed de alguien, por eso, esta persona iba al mercado y pagaba a un mercader cierta cantidad de agua, de leche y de vino para que el mercader pudiese regalarla a los pobres y a los sedientos, el mercader siempre decía:
“Venid, comprad vino y leche”
Pero en estas ocasiones especiales de celebración, el mercader decía otra cosa:
“Venid, comprad vino y leche sin dinero y sin costo alguno.”
Mientras que el mercader servía las bebidas, la persona que invitaba estaba a su lado y cuando terminaban de beber, las personas en agradecimiento se acercaban y le decían:
“Gracias, Señor, por pagar el precio.”
Jesús pagó el precio para saciar nuestra sed espiritual . . .
“Gracias, Señor Jesús, por pagar el precio.”
Jesús nos ha dado del agua de vida y del vino de la salvación . . . sin dinero y sin costo alguno, por eso, nadie puede comprar esta agua gratuita, nadie puede hacer algo para ganar algo que es gratis, gracias Señor por pagar el precio y por saciar nuestra alma sedienta. ¡Todo es Gracia!
“Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.”
Juan 7:37
“el que beba del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré se convertirá en él en una fuente de agua que brota para vida eterna.”
Juan 4:14
“Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.”
Apocalipsis 22:17
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