Últimamente he estado hablando de la Religión y de los religiosos y me gustaría dejar algo muy claro: Dios ama a los religiosos, de hecho, Dios ama a todos los hombres. Tristemente, muchos religiosos no pueden abrazar el amor de Dios, ni pueden aceptar a un Dios que no está a la altura de sus expectativas religiosas y teológicas.
En la parábola de la oveja perdida, el Pastor la busca hasta que la encuentra; en la parábola de la moneda perdida, la mujer la busca por toda la casa hasta que la encuentra; y ¿qué ocurre en la Parábola del Hijo Pródigo? En dicha parábola el Padre no busca al hijo, bueno, en realidad, SÍ, en esta parábola el Padre SÍ sale en busca de su hijo, pero . . . de su hijo MAYOR. Me llama mucho la atención las propias palabras del Padre cuando dice del hijo menor que “se había perdido y ha sido hallado”, el hijo menor fue hallado cuando vuelve a la Casa del Padre, el Padre NO podía ser hallado porque NO se había perdido, es el hijo el que se pierde y, por eso, el hijo es hallado cuando regresa a su Hogar. Sin embargo, cuando el hijo mayor NO quiere entrar en la Casa de su Padre, ni participar de la Fiesta que ha preparado, el Padre sale en busca de su amado hijo mayor . . . la mujer que busca su moneda, el pastor que busca su oveja y el Padre que sale en busca de su hijo para rogarle que entre en la Casa y que participe de la Fiesta, de la comida, de la música, de las danzas, etc.
“el hermano mayor se enojó tanto que ni siquiera quería pasar a la casa; por lo que SU PADRE TUVO QUE SALIR y suplicarle que entrase.”
Lucas 15:28
Está claro que el hijo mayor representaba a los fariseos y los escribas (Lc. 15:2) que se esforzaban e intentaban obedecer a Dios en todo, PERO no podían aceptar que su Dios buscase a los perdidos y los recibiera con besos, con abrazos y con una Fiesta . . . ¡Cuánto ama Dios a TODOS los hombres! Incluso . . . a los religiosos.
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