“He aquí EL AMÉN, el testigo fiel y verdadero . . .”
Apocalipsis 3:14
Cada vez que oramos y decimos Amén estamos proclamando uno de los nombres de Jesucristo, él es el Amén, por eso, cuando oramos y decimos AMÉN, estamos afirmando que Dios nos responde por lo que Jesús hizo por nosotros, estamos proclamando que en Cristo Jesús TODAS las promesas que Dios nos ha dado son SÍ y AMÉN, Dios nos ha bendecido y nos bendice porque nosotros cosechamos lo que Jesús sembró.
Al decir AMÉN, no solamente reconocemos a nuestro amado Jesús, también estamos reconociendo que Él es el Dios de la verdad, un Dios fiel:
“quien desee ser bendecido en la tierra, deseará serlo en el Dios del Amén . . .”
Isaías 65:16
Hemos sido bendecidos en el Dios del Amén, en nuestro Señor y Salvador Jesucristo, gracias a Él no hemos recibido lo que merecíamos (la muerte) y lo que no merecíamos, es lo que hemos recibido (el perdón y la vida) . . . ¡AMÉN!