“¿Dónde está, pues, la jactancia? Queda excluida. ¿POR CUÁL LEY? ¿La de las obras? No, sino por la ley de la fe.”
Romanos 3:27
¿Estamos viviendo por la Ley de las Obras o por la Ley de la Fe? ¿Estamos obsesionados por lo que hacemos y por lo que NO hacemos? ¿Intentamos agradar a Dios con nuestro sacrificio, esfuerzo y obediencia?
La Ley de las Obras es la Ley que declara: “EL QUE HAGA ESTAS COSAS, VIVIRÁ”, esta Ley nos dice que por medio de nuestras obras podremos agradar a Dios, podremos vivir en justicia, podremos vivir en santidad, podremos recibir las bendiciones de Dios . . . Los que quieren vivir por esta Ley, no encuentran reposo para sus almas y fracasan miserablemente porque NADIE ha podido salvarse, ni justificarse, ni santificarse, ni mejorar, ni perfeccionarse por medio de esta Ley.
La Ley de la Fe es la Ley que declara: “EL QUE CREA EN JESÚS, VIVIRÁ”, es la Ley que trae descanso para nuestras almas (Heb. 4:3), esta Ley dice que poniendo nuestra fe y confianza en Jesucristo, Dios nos hace sus hijos, somos justificados, somos santificados, somos perfeccionados, somos bendecidos . . .
Vivir por la Ley de las Obras es vivir apoyándonos en lo que nosotros hacemos por Dios, esperando que Él haga algo por nosotros; vivir por la Ley de la Fe es vivir apoyándonos en lo que Jesús hizo por nosotros, viviendo en gratitud por lo que Él ya nos ha dado. Por eso, Pablo dice:
“¿Dónde está, pues, la jactancia? Queda excluida por la LEY DE LA FE.”
Y también el mismo Pablo declara:
“¿a qué vienen esas jactancias? ¿Qué tenéis que Dios no os haya dado? Y si lo que tenéis os lo ha dado Dios, ¿por qué os jactáis como si lo hubierais conseguido con vuestro propio esfuerzo?”
I Corintios 4:7 – CST-IBS