Dios nos ha dado el vino para alegrar nuestro corazón:
“ÉL hace producir el heno para las bestias, y la hierba para el servicio del hombre, sacando el pan de la tierra, y el vino que alegra el corazón del hombre, El aceite que hace brillar el rostro, Y el pan que sustenta la vida del hombre.”
Salmos 104:14 y 15
El vino es una bendición de Dios:
“yo daré la lluvia de vuestra tierra a su tiempo, la temprana y la tardía; y recogerás tu grano, tu vino y tu aceite.”
Deuteronomio 11:14
Salomón también nos dice que bebamos el vino con alegre corazón:
“Anda, y come tu pan con gozo, y bebe tu vino con alegre corazón; porque tus obras ya son agradables a Dios.”
Eclesiastés 9:7
Jesús convirtió el agua en vino y Pablo recomienda a Timoteo beber un poco de vino:
“Ya no bebas agua, sino usa de un poco de vino por causa de tu estómago y de tus frecuentes enfermedades.”
I Timoteo 5:23
Como podemos ver, el vino es algo bueno, el problema NO es el vino, el problema es cuando bebemos en exceso.