En este versículo vemos lo que creían los fariseos y lo que enseñaban al Pueblo, este hombre les dice:
“Sabemos que Dios no oye a los pecadores; pero si alguien teme a Dios y hace su voluntad, a éste oye.”
Ese “SABEMOS” se refiere a los judíos con los que hablaba, pero estos judíos ESTABAN EQUIVOCADOS. Esta enseñanza era una enseñanza errónea como muchas más que tenían acerca de Dios, acerca del carácter de Dios y acerca del Mesías.
Gracias a Dios, Jesús comía y bebía con pecadores, gracias a Dios que cuando nosotros éramos pecadores, él nos amó y escuchó nuestro clamor, Dios se acercó a nosotros en nuestra oscuridad y en nuestra inmundicia y nos dio perdón y vida.
Por eso, es muy importante saber quién habla cuando leemos la Escritura y a quién está hablando. El hombre que habla NO era un creyente, era un judío hablando a sus maestros. Estas palabras NUNCA habrían salido de la boca de Jesús.