¿Hasta cuándo haremos este tipo de preguntas que solamente causan divisiones en el cuerpo de Cristo? ¿Soy bautista? ¿Soy carismático? ¿Soy católico? ¿Soy mesiánico? . . . ¿Cuándo dejaremos de mirar el nombre, el título, el escaparate? Yo soy de Pablo . . . Yo soy de Apolos . . . Que el Señor nos ayude a salir de estas trampas que lo único que han provocado han sido barreras, divisiones y peleas en el Pueblo de Dios.
Algún día, y espero que sea pronto, dejaremos de poner énfasis en nuestros nombres y apellidos y empezaremos a poner el énfasis en nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
Nota Final: Tengo el mismo Dios que tú, el mismo Señor, la misma fe, pertenezco al mismo Pueblo y tengo el mismo Pastor que tú: Jesucristo.