Jesús nació en Belén, en hebreo se dice “Bet Léjem”, estas dos palabras quieren decir: “La Casa del Pan”, Jesús, el Pan de Dios y de Vida, nació en la Casa del Pan.
Cuando nosotros comemos de este Pan de Vida, somos saciados, recibimos la vida espiritual y eterna, una vida en abundancia, una vida que solamente puede ser hallada en Jesús, el verdadero Pan del Cielo.
Jesús dijo algo tremendo en Juan 6:35 . . .
“Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, NUNCA tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed JAMÁS.”
¿Seguimos teniendo hambre y sed después de haber conocido a Jesús? Jesús dice MUY claramente que cuando venimos a Él, cuando ponemos nuestra confianza y nuestra fe en Él, no volveremos a tener hambre, ni volveremos a tener sed. ¿Seguimos teniendo hambre y sed después de haber conocido a Jesús? . . .
Yo fui cristiano durante muchos años y seguía teniendo hambre de Dios, ese hambre me hizo estudiar en una Yeshivá, me hizo aprender hebreo, me hizo estudiar la Ley de Moisés y el Judaísmo, me hizo guardar el Shabat, me hizo hacer muchas cosas, pero absolutamente NADA pudo saciar mi hambre, ni mi sed. Fue en esos momentos, cuando Dios me comenzó a hablar y a mostrar lo que Jesús había hecho por mí, fue en esos momentos cuando comencé a entender el Nuevo Pacto, fue en esos momentos cuando comencé a entender la nueva vida que tenemos en Cristo y fue en esos momentos cuando miré a Sus ojos llenos de amor y de misericordia y abracé a mi Señor como el primer día que lo conocí, Él me rodeó con sus brazos, me besó, sació mi sed y mi hambre y me hizo descansar . . . cuando comí de su Pan y bebí de su Agua, pude entender y experimentar sus palabras:
“el que a mí viene, NUNCA tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed JAMÁS.”
Juan 6:35
“el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed JAMÁS; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.”
Juan 4:14
Ya NO tengo hambre, ni sed, ya NO busco agua en cisternas rotas, Él es el Pan que me alimenta y el Agua que me sustenta.
“Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, FUENTE DE AGUA VIVA, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua.”
Jeremías 2:13