“. . . y al entrar en cierta aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a distancia, y alzaron la voz, diciendo: ¡Jesús, Maestro! ¡Ten misericordia de nosotros! Cuando El los vio, les dijo: Id y mostraos a los sacerdotes. Y sucedió que mientras iban, quedaron limpios. Entonces uno de ellos, al ver que había sido sanado, se volvió glorificando a Dios en alta voz. Y cayó sobre su rostro a los pies de Jesús, dándole gracias; y éste era samaritano. Respondiendo Jesús, dijo: ¿No fueron diez los que quedaron limpios? Y los otros nueve, ¿dónde están? ¿No hubo ninguno que regresara a dar gloria a Dios, excepto este extranjero? Y le dijo: Levántate y vete; tu fe te ha sanado.”
Lucas 17:12-19

La lepra en la actualidad no tiene absolutamente nada que ver con lo que la gente pensaba de ella en los tiempos de Jesús, la lepra era considerada un castigo de Dios por desobedecer la Torá de Moisés, una persona con lepra vivía en soledad, apartada de su familia y de sus amigos, con un poco de suerte, podría encontrar otros leprosos y conseguir el apoyo y la ayuda de otros que sufrían su misma desgracia . . . en el libro de Levítico vemos lo que los leprosos tenían que hacer para evitar que otras personas pudiesen contagiarse:

“El leproso que tenga llagas llevará vestidos rasgados y su cabeza descubierta, y con el rostro semicubierto gritará: “¡Impuro! ¡Impuro!”. Todo el tiempo que tenga las llagas, será impuro. Estará impuro y habitará solo; fuera del campamento vivirá.”
Levítico 13:45 y 46

Cuando el sacerdote declaraba a una persona impura, todos los sueños, todas las ilusiones, todas las esperanzas, todo lo que era y tenía morían, y con el paso del tiempo también ella misma moriría.

Ningún judío declarado leproso por el sacerdote había sido sanado de lepra en Israel, nadie hasta que . . . hasta que vino Jesús, el Hijo de Dios, Él había sanado a un hombre “lleno de lepra” a punto de morir . . .

“Sucedió que estando él en una de las ciudades, se presentó un hombre lleno de lepra, el cual, viendo a Jesús, se postró con el rostro en tierra y le rogó, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. Entonces, extendiendo él la mano, le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante la lepra se fue de él.”
Lucas 5:12 y 13

¿No tendrían estos 10 leprosos de Lucas 17 alguna posibilidad de ser sanados por el único que podía traer perdón y sanidad a sus vidas?

“Y aconteció que mientras iba camino a Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea, y al entrar en cierta aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a distancia . . .”

Estos leprosos, cuando vieron a Jesús de lejos, comenzaron a gritar:

“¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!”

En lo único que podían confiar era en la compasión del Maestro, ¿en que podrían confiar si no? Eran hombres pecadores y enfermos, hombres que querían volver a abrazar a sus padres, a sus esposas, a sus hijos, a sus amigos, pero NO podían, hombres sin ningún tipo de esperanza de vida, por eso, gritarían con todas sus fuerzas porque el único que podía sanarles y tener misericordia de ellos estaba pasando por allí . . .

“¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!”

Gracias a Dios, Jesús ha venido para buscar a los heridos, a los perdidos, a los enfermos, a los pecadores, a los que tantas veces la sociedad rechaza, a los humildes, a los necios . . . Jesús al verlos les dice que se presenten a los sacerdotes, estos 10 hombres con lepra tenían tanta fe en Él y tantas ganas de ser sanados que no se lo piensan, aunque todavía no habían visto una mejoría, y comienzan a dirigirse a los sacerdotes porque, según la Torá de Moisés, un leproso que ha sido sanado debe presentarse ante el sacerdote y después de ser examinado, si está limpio de toda lepra, el sacerdote lo declaraba limpio después de purificarlo con un ritual que se llevaba a cabo usando dos pájaros limpios (Para saber más de este ritual puedes leer Levítico 14).

Cuando los leprosos se dirigían a los sacerdotes fueron sanados, PERO solamente uno de ellos vuelve a darle las gracias a Jesús por este milagro. ¿Qué hicieron los otros? Los otros hicieron como Jesús les había dicho y como enseña la Torá de Moisés, debían presentarse a los sacerdotes y es precisamente en este momento, cuando este incidente se pone interesante porque cuando Jesús ve al leproso NO le dice: “¿Por qué has venido? ¿No te dije que fueses a los sacerdotes? ¿No te dije que guardases la Torá de Moisés?” . . . NO, NO y NO . . . Jesús le dice que solamente ÉL ha glorificado a Dios . . .

“Uno de ellos, viéndose curado, se volvió glorificando a Dios en alta voz; y postrándose rostro en tierra a los pies de Jesús, le daba gracias; y éste era un samaritano. Tomó la palabra Jesús y dijo: ¿No quedaron limpios los diez? Los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios sino este extranjero?”
Lucas 17:15-18

Pero, ¿Qué esperaba Jesús después de decir a los leprosos que fuesen a los sacerdotes? ¿Esperaba que volvieran? . . .

Me llama la atención que Jesús afirme que solamente uno, y un samaritano, había regresado a dar gloria a Dios.

Hermanos, muchos queriendo guardar la Torá de Moisés se están alejando de Jesús y NO están dando gloria a Dios, tener una relación con Jesús es más importante que cumplir la Torá de Moisés, solamente el samaritano dio gloria a Dios, los otros nueve leprosos sanados cumplieron la Torá, pero NO dieron gloria a Dios.

Lo que estoy diciendo te puede parecer un poco raro, pero incluso en el Antiguo Pacto encontramos el mismo mensaje:

“Oíd la palabra del SEÑOR, gobernantes de Sodoma; escuchad la TORÁ DE NUESTRO DIOS, pueblo de Gomorra: ¿Qué es para mí la abundancia de vuestros sacrificios? --dice el SEÑOR. Harto estoy de holocaustos de carneros, y de sebo de ganado cebado; y la sangre de novillos, corderos y machos cabríos no me complace. Cuando venís a presentaros delante de mí, ¿quién demanda esto de vosotros, de que pisoteéis mis atrios? No traigáis más vuestras vanas ofrendas, el incienso me es abominación. Luna nueva y día de reposo, el convocar asambleas: ¡no tolero iniquidad y asamblea solemne! Vuestras lunas nuevas y vuestras fiestas señaladas las aborrece mi alma; se han vuelto una carga para mí, estoy cansado de soportarlas.”
Isaías 1:10-14

Dios está hablando a su Pueblo (Is. 1:1-10), su Pueblo en aquel momento estaba lleno de falsedad, violencia, corrupción, pecado, iniquidad . . . y aunque Israel ofrecía sacrificios y guardaba las Fiestas señaladas y el Shabat . . . Dios les dice que está harto de todas estas cosas, cosas que, curiosamente, se ordenaban en la Torá de Moisés . . . por tanto, también este ejemplo nos muestra que muchos que guardan la Torá, NO dan gloria a Dios . . .

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