Como siempre estamos diciendo que somos salvos por la gracia de Dios, muchos piensan que la gracia solamente es útil para los pecadores y perdidos, ejemplo: una persona entra a nuestra congregación y nos dice que ha robado y matado y nosotros le decimos, que incluso habiendo robado y matado, Dios entiende su situación y le ama y quiere que reciba Su amor y Perdón; una persona entra a nuestra congregación y dice que ha adulterado y nosotros le decimos que a pesar de su adulterio, Dios le ama y Él anhela hacerle un hijo de Dios . . . ¡OH Cuánta gracia damos a los pecadores y perdidos! PERO ahora, imagínate que viene un hermano que lleva tres años siguiendo al Señor y nos dice que ha cometido adulterio, ¿qué le diríamos? ¿Le diríamos lo mismo que le decimos al que NO es creyente? ¿Es que la gracia NO es para los creyentes? Es triste decirlo, pero, en muchas congregaciones, las personas solamente escuchan el mensaje del Evangelio cuando se convierten, solamente escuchan el mensaje de la gracia de Dios cuando comienzan a caminar con Cristo, PERO a partir de ahí, ya NO escuchan más acerca de la gracia, ni del amor incondicional, ni del Dios de Amor y Perdón que escucharon antes de convertirse, ese mensaje de vida, de amor, de la fe, de la gracia, de la misericordia y de un Dios bueno, amoroso y perdonador, queda totalmente eclipsado por el mensaje de un Dios iracundo que se alegra cuando juzga y castiga los errores y pecados de su Pueblo, por un Dios que quiere esclavizarnos con normas y mandamientos para después poder condenarnos cuando no somos capaces de cumplirlos. ¡Qué triste es todo esto!
La gracia de Dios lo abarca todo, somos salvos por la gracia de Dios, estamos firmes por la gracia de Dios, somos instruidos por la gracia de Dios, somos los que somos por la gracia de Dios, tenemos lo que tenemos porque lo hemos recibido por la gracia de Dios, la gracia es todo y es para todos, no solamente para los pecadores.
“Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad.”
II Corintios 12:9
